El primer beso suponía un 8 en la escala de la felicidad.
Pero, con el armonioso compás al que se entregaban frenéticos latidos,
acelerados y atropellados en una carrera sin ganador, simplemente cualquier
realidad se desdibujaba. Tampoco podía comparar, porque era desconocedor de lo
que se sentía cuando la ventura embargaba, y la similitud de estar a las
puertas del cielo en un roce tan pletórico simplemente angustiaba hasta el
punto de olvidar que respirar era necesario para mantenerse vivo. Roce súbito cual
tempestad anhelada, la lluvia necesaria para apagar la sed, el flujo
incoherente de pensamientos en blanco.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgFIrTu9D_Tu5_I9hu_waLfzxqdY4GkEC5MQJxgE8QdpH2IF7Rd1WaCEmoHwWNctVmnHZ913s60FuSh6VbfgFZduqH0tZODg8UwxyvUqiXNkOR2vFHpDgB6Qfja8sQENY63dmLL0Q7KCiw/s320/primer-beso-750x500.jpg)
¿Qué realidad, si ahora todo su mundo giraba en torno a ese
universo violáceo que le arrebata la errática respiración? La separación, las
palabras, fueron suficientes para darse cuenta de dónde estaba, y quién era,
procesando lo ocurrido, la realidad de lo vivido, la experiencia más
satisfactoria que recordaba. Se mordió el labio inferior, e inconscientemente
lo fue soltando, poco a poco, en una caricia sensual de la que desconocía la
magia. ¿Quería seguir? ¿Hasta dónde estaba dispuesto a arriesgar? No podía
seguir jugando, llevaba todas las de perder. Pero la agonía por la
supervivencia fue el arrebato más idílico, y alzó la cabeza para volver a
buscar los labios, queriendo que el maestro le mostrara que había esperanza incluso
más allá de un simple sueño.
( He tratado de hacerlo impersonal, pero ha salido así. Esto es lo que sucede cuando se lee mucho a Bécquer y te da la inspiración )
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